Poniéndome en la piel de un funcionario currupto

Escuché por ahí que uno no puede ser “justo” si no se pone en el lugar del otro. Levantar el dedo culpando o señalando todo lo que no hicieron o deberían hacer no es algo que construya “justicia”. Entonces habrá que ponerse en la piel de estas personitas corruptas para intentar comprender o comprenderlos. Manos a la obra:
Punto uno: Observo y miro todo a mi alrededor según mis mezquinos intereses: dinero, prestigio y ostentación de poder (seguramente sufro de impotencia sexual o miembro pequeño)
Punto dos: Aprendo, absorbo, devoro, a la velocidad de la luz, las maneras de tener discursos y explicaciones que me dejen “bien parado” (esta actitud se lleva con una mirada segura y una leve sonrisa dibujada de manera permanente)
Punto tres: Defino a mis enemigos: Todos aquellos que sean una amenaza para mi permanencia en el “poder”.
Punto cuatro: Defino a mis aliados: Quienes tengan, al igual que yo, una quintita jugosa con la que poder negociar, tranzar, vender, coimear, etc. (aquí el valor “desconfianza” es casi un amigo. Se necesita estar alerta, el zarpazo, la traición puede llegar de donde menos lo esperamos, hasta de quién hoy es mi aliado)
Punto cinco: Anulo, o mejor dicho, mutilo toda percepción emocional, mi visión es “cosificada”.
Vamos a un ejemplo: Un barrio con gente en situación de extrema pobreza es igual a: posible espacio para campaña o posible espacio para vender el terreno a una empresa.
Hasta aquí nada me sorprende, pero hay una imagen que “no puedo comprender” no puedo transitar: Si este funcionario camina por este barrio y mira a los ojos a un niño que ya lleva a cuestas el dolor de la miseria… ¿¡Que piensa ese señor o señora!? ¿¡Que pasa por su cabeza!? ¿¡Que operación hace para eludir ese golpe al corazón!? ¿Acaso no comprende que es él el que está transitando la miseria más miseria en ese momento? No comprende que ese niño que cartonea para darle de comer a sus hermanitos podría enseñarle qué es “ser un hombre”.
¡Vaya que las cosas están cambiadas! Él en su despacho sigue levantando el pulgar a todo lo que engorde su canastita y lo baja ante todo lo que pueda darle “libertad” a un pueblo.
Desde aquí, habiendo recorrido su piel (confieso que tengo nauseas) sigo haciendo mi ejercicio de humildad reconociéndome en cada ser humano, pero también mi ejercicio de libertad diciendo que “Usted” y todos los “Ustedes” o aspirantes a “Ustedes” van a tener que mirar a ese niño a los ojos para pedirle perdón, porque discúlpenme que les dé esta noticia: ese niño no es una cosa, ese niño somos todos nosotros, incluyéndolo a usted.

Este texto es una manera de repudiar la labor de funcionarios Neuquinos que impidieron y pusieron mucho palos en la ruedas para que el proyecto de “Inaugurar una Biblioteca con talleres de lectura” se lleve adelante en su cuidad. Este proyecto estaba impulsado por la ONG Manos Unidas de Neuquén y por gente de la cuidad de Buenos Aires que llevarían muchos libros, talleres de lectura y una obra de teatro. Mucho fue el esfuerzo, mucha gente trabajó y muchos niños esperaban ansiosos este suceso. Pero, una vez más en la historia de la humanidad, el pulgar fue para abajo porque este proyecto no sirve a intereses mezquinos, sirve a intereses humanos.
O sea, difícil comprendernos porque hablamos distintos idiomas.

Gilda Sosa
Directora de la obra de teatro “Libros, una historia de páginas inquietas”
Séptimo Personaje. Equipo de Artistas.
Cuidad Autónoma de Buenos Aires.